Erik Rohde de Viborg, nacido en 1258 en Viborg y muerto en 1286 en Copenhague, fue un caballero templario. Fue hijo de Aage Rohde y Edith Lauridsen.
Su historia comenzó en Viborg, un pueblo de la península de Jutlandia (Dinamarca), donde vivió tranquilamente. Fue educado en la religión cristiana, en vez de en la nórdica. Su padre formaba parte de la Orden del Temple, así que durante toda su infancia lo estuvo entrenando para pelear y, debido a su gran nivel de cultura, también pudo enseñarlo a leer y a escribir en danés y latín. Erik hizo varios amigos en este periodo de su vida. Uno de ellos se llamaba Rikard, con el que mejor amistad entabló.
Desgraciadamente, a los doce años, al joven le llegó la noticia de que su padre había muerto en las Cruzadas de Jerusalén. Por este motivo, decidió marcharse de casa y unirse a la Orden para combatir en las batallas en las que Aage había caído. Lo dejó todo atrás, excepto a su amigo Rikard, que se unió al viaje.
Cuando iban bajando por Silkeborg ocurrió una desgracia. Un grupo de bandidos los atacó y solo salió con vida el desdichado Erik, que se había escondido y presenciado cómo mataban cruelmente a su compañero de marcha. Esto le hizo entrenarse más, para ser más fuerte y poder evitar situaciones similares.
Tras bastantes meses de caminata, llegó a París donde se unió a la Orden del Temple con dieciséis años. Con la mayoría de edad, por fin, le encomendaron asistir a una cruzada. Él aceptó y se dirigió a Jerusalén, donde pelearía en honor a su Dios.
Una vez allí, una noche mientras dormía, escuchó ruidos y advirtió que uno de sus compañeros, Simón de Valaquia, estaba robando un tesoro que habían conseguido. Este se enfrentó con él y, para intentar matarlo, lo tiró desde la muralla. Por esa misma razón, una cicatriz trasversal se dibujó en su rostro de por vida. Por otro lado, de Simón nunca se supo más, hasta que se encontró su cadáver en el antiguo Kerloc´h, posiblemente atravesado por una daga.
Erik volvió rendido a su país, donde se enamoró de Helene Madsen. Después de dos años de relación, tuvo un hijo con ella, Jakob de Viborg, pues nació en el mismo lugar que su padre. Sin embargo, se vio obligado a abandonar a su joven familia por causas de trabajo. Esta vez le ordenaron ir a Navarra (España) para llevar a cabo una misión secreta que aún se desconoce.
Cuando acabó dicha misión, regresó a su casa para comprobar que, desgraciadamente, su mujer había muerto por una grave enfermedad. Debido a esto, se decantó por mudarse a Copenague, donde podría vivir en una casa pagada por su hijo, que se dedicó a la construcción de catedrales en este lugar.
Su cadáver fue encontrado en esa misma ciudad, junto al de su hijo y al de otra persona que, según los científicos, se trata de Telmo Yáñez (francmasón e imaginero), pero tan solo son rumores.
Su historia comenzó en Viborg, un pueblo de la península de Jutlandia (Dinamarca), donde vivió tranquilamente. Fue educado en la religión cristiana, en vez de en la nórdica. Su padre formaba parte de la Orden del Temple, así que durante toda su infancia lo estuvo entrenando para pelear y, debido a su gran nivel de cultura, también pudo enseñarlo a leer y a escribir en danés y latín. Erik hizo varios amigos en este periodo de su vida. Uno de ellos se llamaba Rikard, con el que mejor amistad entabló.
Desgraciadamente, a los doce años, al joven le llegó la noticia de que su padre había muerto en las Cruzadas de Jerusalén. Por este motivo, decidió marcharse de casa y unirse a la Orden para combatir en las batallas en las que Aage había caído. Lo dejó todo atrás, excepto a su amigo Rikard, que se unió al viaje.
Cuando iban bajando por Silkeborg ocurrió una desgracia. Un grupo de bandidos los atacó y solo salió con vida el desdichado Erik, que se había escondido y presenciado cómo mataban cruelmente a su compañero de marcha. Esto le hizo entrenarse más, para ser más fuerte y poder evitar situaciones similares.
Tras bastantes meses de caminata, llegó a París donde se unió a la Orden del Temple con dieciséis años. Con la mayoría de edad, por fin, le encomendaron asistir a una cruzada. Él aceptó y se dirigió a Jerusalén, donde pelearía en honor a su Dios.
Una vez allí, una noche mientras dormía, escuchó ruidos y advirtió que uno de sus compañeros, Simón de Valaquia, estaba robando un tesoro que habían conseguido. Este se enfrentó con él y, para intentar matarlo, lo tiró desde la muralla. Por esa misma razón, una cicatriz trasversal se dibujó en su rostro de por vida. Por otro lado, de Simón nunca se supo más, hasta que se encontró su cadáver en el antiguo Kerloc´h, posiblemente atravesado por una daga.
Erik volvió rendido a su país, donde se enamoró de Helene Madsen. Después de dos años de relación, tuvo un hijo con ella, Jakob de Viborg, pues nació en el mismo lugar que su padre. Sin embargo, se vio obligado a abandonar a su joven familia por causas de trabajo. Esta vez le ordenaron ir a Navarra (España) para llevar a cabo una misión secreta que aún se desconoce.
Cuando acabó dicha misión, regresó a su casa para comprobar que, desgraciadamente, su mujer había muerto por una grave enfermedad. Debido a esto, se decantó por mudarse a Copenague, donde podría vivir en una casa pagada por su hijo, que se dedicó a la construcción de catedrales en este lugar.
Su cadáver fue encontrado en esa misma ciudad, junto al de su hijo y al de otra persona que, según los científicos, se trata de Telmo Yáñez (francmasón e imaginero), pero tan solo son rumores.
XD
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