miércoles, 4 de diciembre de 2013

Dorotea

Dorotea nació en Kansas en el año 1984, vivió con sus tíos Enrique y Ema desde los cuatro años, porque su madre, Lily murió en el parto y su padre Edward, murió joven, debido a un ataque al corazón.

Esta particular familia se alojaba en una casa que se encontraba en unas grandes praderas de Kansas. Su tío Enrique desempeñaba el labor de granjero, y su tía ama de casa. Su vida hubiera sido igual de triste que la de sus tíos, de no ser por Totó, que la ayudaba a entretenerse, a no aburrirse y sobre todo a sacarle una sonrisa cada vez que jugaba con ella. Sus tíos habían perdido el hábito de sonreír, por lo que cada vez que la niña hacía algo parecido, los dos se miraban extrañados y entristecidos.

Con cuatro años aprendió a tocar el piano, gracias a una institutriz que sus tíos le asignaron. Esta se llamaba Anastasia. Era una mujer alta y muy estilizada. De todas las institutrices de la zona, era la más exigente y la de más mano dura. La misma educadora, fue la que le estuvo enseñando a restar, sumar, multiplicar y dividir. Su tía Ema la inició en la lectura.

Gracias a su institutriz, conoció a su mejor amiga, Irina. Esta tenía la misma edad de Dorotea. Su pelo era liso y voluminoso. Sus ojos tenían un precioso color almendra con unas largas pestañas. Desde que se conocieron supieron instintivamente que serían grandes amigas

A la edad de seis años, se perdió durante tres semanas. Su tía lloró amargamente durante dos de ellas, e inclusive le prepararon el entierro. Su tío no hacía mas que consolarla. Se veía mal que en esos tiempos un hombre llorase. Pero milagrosamente regresó el primer decía de la cuarta semana.

Aunque no estaba igual que antes. Vino diciendo que había estado en la ciudad de Oz, un mago farsante y donde sus amigos eran un espantapájaros, un leñador de hojalata y un león cobarde. Su tía, ya se empezaba a temer lo peor. Una noche que gritaba en sueños y por su cara corría un sudor frío, no pudo más y llamó al manicomio para que se la llevasen.

Allí sigue. No está muerta, pero tampoco viva. Al parecer le inyectaron un calmante que tubo efectos secundarios en ella.

 Era una persona muy agradable, con la que se podía conversar abiertamente. Tenía mucha imaginación, era muy madura y sobre todo responsable.

Tenía un alma muy caritativa, siempre estaba deseosa de ayudar a los demás, por muy difícil que fuese su problema.







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